Poetas Hazversos

Un blog
para los amigos de la poesía
que nos reunimos
en torno a los poetas de la colección
"Hazversidades poéticas"

(Café Comercial, Glorieta de Bilbao, el último martes de cada mes a las 20:00)

jueves, 27 de mayo de 2010

Poeta del dolor y la sonrisa


Nuestro Hazverso poeta de junio es un hombre al que le plantaron una sonrisa en la cara y una risa en la garganta y exhibe ambas con una generosidad fuera del sistema métrico decimal. Pero como hombre que escarba en los interrogantes de la existencia a través de la quintaesencia de la palabra, o sea, como buen poeta que es, también sus versos nos desvelan la especular imagen de esa risa y esa sonrisa, de esa bonhomía elgarréstica, mostrándonos la profundidad de las verdades esenciales. ¿Contradicción? Jamás, pues quien como nuestro Hazverso conoce bien la vida se aplica a que lo que una mano sabe, la otra debe voluntariamente ignorarlo; a que mientras una mano escribe contra las madrugadas, la otra debe hacerle una higa al tiempo; a que mientras la boca se nos crispa ante las destrucciones del mundo, el alma debe reírse en voz alta para que la oigan los que sufren los olvidos…

(Poemas del libro “Derecho de asilo”, Ediciones Vitruvio. Fotografías del blog del autor)

DISOLUCION
Del tablero de la vida desaparecimos
como una colmena barrida por el viento.
¿Dónde fueron a parar nuestros deseos?
¿Aquellos que enterramos en lo más profundo
a fin de preservarlos?
¿Dónde nuestros pensamientos?
¿Aquello que a nadie revelamos
por su ambición excesiva?
Todos, todos fueron derramados,
igual que un jarrón de vino
descuidadamente vertido sobre el mantel
por un comensal ebrio.

LA CARAVANA
También de mañana
salen todos los días las caravanas
de Madrid, de Londres, de Nueva York,
de todos los centros de poder del mundo,
en busca de la tierra prometida
que, una vez hallada,
resulta no ser la que buscaban.
Los hombres entonces
se reúnen a deliberar junto a la hoguera
y comprueban que la tierra ambicionada
es, para unos, una cifra,
para otros un rostro o un recuerdo,
para otros simplemente una quimera,
lo inalcanzable, para todos, siempre.
Apagan, pues, el fuego y se van,
sin sospechar que lo que están abandonando
es lo que realmente anhelan:
un instante de calidez bajo la luna
mientras el infinito los espera.

XI
No me recite poemas de Pessoa,
ni de Khaiyam, ni de Rilke, ni de cualquier otro,
porque yo puedo escribir
un poema de ellos en cualquier momento,
yo soy ellos y sin embargo estoy solo,
ellos eran yo y sin embargo estaban solos,
la soledad es la que habla en nuestros labios
y nos dice que nuestros escritos
son tan bellos e inútiles como un grito en la oscuridad,
un escalofrío que recorre la espina dorsal del mundo,
pero cuando el mundo deja de temblar
contemplo a la gente en la calle,
todos tan seguros de existir fuera de sí mismos
que me pregunto si Pessoa y yo y todos los demás
no seremos sino la fiebre pasajera de un niño enfermo.


XXVIII
Felices aquellos
que saben hacerse río,
porque ellos serán el mar.
Eso te dije, ¿recuerdas?
con nuestros cuerpos enlazados
como hilos de un cordel
y fue verdad entonces,
pero el cordel se rompió
y, ahora que arrojamos
al mar tus cenizas,
pienso que ésa es la verdad más cierta
con que puede engañarse el corazón de un hombre.

(Se me ocurre, José, tras este poema tuyo que he transcrito, pensando que hilo y cordel son parecida cosa, regalarte el proverbio chino que dice: “Un hilo rojo, invisible. conecta a aquellos que están destinados a encontrarse a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias; el hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse”)

2 comentarios:

  1. ¡Cuánto lo siento, amigos! Me ha surgido un viaje de trabajo y me lo voy a perder. Leeré aquí la crónica como sucedáneo.
    Abrazos.

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  2. Cuánto siento no poder ir! Pasadlo bien y difrutad de palabras y sentimientos. ¡Espero la crónica! PMD

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