

Oh, Europa, púber,
bosquecillo,
vello de árboles en flor,
¿tendrás paciencia
hasta que maduren los frutos
del nuevo conocimiento?

en un horizonte todavía cercano
se extienden aquellos siglos azules,
como las aristas de los montes
cuando se funde la nieve
y el agua baja en cascadas.
El viento nos empuja como siempre;
y al soplar suavemente
como el pasado,
la llama tiembla
pero no se apaga.
Aprende a silbar otra vez
suavemente
paseando por las calles
con las manos en los bolsillos.
A tu saber
todavía le falta sabor;
y a tus universidades
más cúpulas,
bóvedas,
arbotantes,
más locura, más pasión,
miradores
para dominar desde allí
un amplio horizonte onírico
y bebederos para palomas.
Te falta emoción,
entusiasmo,
alguna emoción pura.
La piedra de tus estatuas y catedrales
está ahora más conmovida que tú.
Pero enseguida María Antonia volvió a recogernos de la palpable desesperación que algunos poemas causan, para arroparnos nuevamente, tierna y maternal, en el encanto de su voz, deshilachando sus ensoñaciones, contándonos cosas que le salían del alma sobre sus amigos, sus viejos familiares... como si fueran antiguas historias de esas que se escuchan junto a la lumbre en las dunas del desierto...

SOLAMENTE HAY UNA ORACIÓN
GRAMATICALMENTE PERFECTA;
y es la vida abierta hacia fuera como un significante,
y la muerte abierta hacia dentro como un significado.

Así nos quedamos, medio compungidos, medio uncidos hasta el próximo 8 de abril en que Maxi Rey nos desvelará sus muy inéditos poemas. Mayor no puede ser la expectativa...
jaime alejandre
Si la paz fuera poesía (lo es) se llamaría María Antonia.
ResponderEliminarfelicidades.
Insisto, Jaime, tu club de fans, del que me erijo ahora mismo en presidenta, solicita el texto completo de tus presentaciones hazversas, el de todas.
ResponderEliminarY que Rafael Soler no se ofenda, pero te preferimos a ti, ¡incluso sin peluca!
Besos
Mil gracias, Jaime, eres el anfitrión perfecto. Y a todos.
ResponderEliminarQuiero estar para siempre entre vosotros, como siempre lo he estado entre el viejo dolor y la tímida esperanza.
¡Un abrazo grande!
María Antonia
Me quito el sombrero ante esa "Europa" de María Antonia. Lo que no acierto a imaginar es cómo sonará su música en voz tan suave como la suya. Menos mal que estando sordo, me la tengo que inventar tomando la voz suya que antes conocí, en los tiempos del asombro y de los benditos...
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