
Una pena, un derroche, porque Manuel Cortijo, como era previsible, estuvo sembrao. Acometió desde el mismo inicio, a porta gayola, con su desternillante humor, dándole al alejandre las merecidas estocadas y luego se revistió de la gravedad indispensable para recitarnos contundentes verdades como:
Herido el corazón llama a la muerte
y la muerte apresura la llegada,
cientos de aullidos la preceden
mientras la sangre furiosa, sin dueño,
entre la jara resiste vencida.
Inmóviles los felinos acechan.

Frente al mundo, colmada de tristeza
se yergue silenciosa la alcazaba.
En esta hora sin tregua donde la vida
es morir, donde la muerte
siembra su armadura por encima,
heme aquí agazapado en la espesura.
Insomne, la tarde en los alféizares
contempla serena la mansedumbre de la tierra,
en sus ojos de caoba un cisne blanco
bate las alas perdido, plumas sin brújula,
la tarde, perezosa, se retira.
¡Sueños infinitos flotan en el aire!
Siento que por culpa de mi escrupulosidad “888” algunos tertulianos de palco fijo os lo perdierais anoche... al menos os queda el libro editado, no menor recompensa y goce para los Hazversos, ya sea de pensamiento, palabra, obra, o, como ayer, apenas de omisión.
Gracias Manuel por tu generosidad y entrega, jaime alejandre
Me perdí, Jaime, me perdí, Manuel, me perdí entre décimas febriles, entre molestos toques y retoques musculares, me perdí un Hazverso que no quise, me perdí...
ResponderEliminarPero no me perdí tu libro, Manuel. No me perderé su lectura porque los amigos estamos para eso, pare mandar y recibir mensajes y encargos y yo lo hice y, en un par de días, disfrutaré con la lectura de tus poemas.
Me perdí, y eso no podrá regresar a oídos atentos, tu presentación, querido Jaime, pero... no se puede tener todo en esta vida... ¡cagoen!
Abrazos.