Un libro que tutea al invierno
la navaja de corazón grande
un amigo lejos y un error que vuelve
tienes ahora
poeta postizo de palabras rotundas
y sentimientos leves
un pro indiviso que nunca deseaste
y un crimen que sólo tú conoces
y goza de buena salud en tu memoria
solitario y pendiente
terco bebedor fugaz contribuyente.
DE VERSOS AFILADA MI LENGUA BUSCA UN BLANCO
Este es el hombre por una vez entero
desnudo al fin entre las cosas
serenamente altivo al comprender
que todo un día comenzó enteramente suyo
la hora de abril entre la lluvia
la corta distancia del húmero a la boca
el vértigo sagrado de la mirada esquiva
enteramente suya
la inédita pernera cosida a sus zapatos
y este póstumo chaleco
que aguarda paciente su destino
abotonado funerario horizontal.
CIERRAN MIS OJOS, Y NO MIENTO
Una mano de tiza que pronto buscará
el puñal de la discordia
sus dedos de escualo me acarician
con el arrepentimiento del verdugo
al ajustar la soga
escasa de afectos
una mano de ayer que todo desconoce
su palma transpira el pulcro hedor de los quirófanos
y un aroma difuso con rastros de vainilla
a través de mis párpados ya oscuros
observo su estrategia
el exquisito celo con que avanza
separando sus yemas de mi aliento
apagando la luz para cerrar mi historia
una mano postrera que no es tuya.
(Rafael Soler, del libro "Rafael Soler" de la colección Hazversidades Poéticas)
Gracias, Jaime, pero qué fortuna haber estado entre los presentes.
ResponderEliminarAbrazos.