No sé quién, creo que dijo algo
así como: “Bienaventurado aquel que
abandona la vida antes de que la vida lo abandone a él”. También James Joyce en “Los muertos” pone en boca de uno de sus personajes esto: “Mejor pasar audaz al otro mundo en el
apogeo de una pasión que marchitarse consumido tristemente por la vida”. Y
ya se sabe que los dioses, a aquellos mortales a los que aman más, les otorgan
el regalo de la muerte en juventud, sólo para evitarles que el paso de las
horas los lleve a traicionarse a sí mismos y a errar de error, no de
vagabundear.
En fin, para preservar la
juventud de las Hazversidades, también podía haber hecho como Medea con su
suegro Esón… o sea, cocerlo… pero me parecía extrema solución.
Mejor resulta decir un hasta
pronto y ya está. (Por cierto, aquellos seguidores del blog Hazversidades
Poéticas que queráis, podéis migrar al blog www.jaimealejandre.blogspot.com
en el que seguiré colgando todo aquello que, teniendo relación con la poesía, nos blinda a algunos ante las
vesanias de la existencia).
En definitiva, las Hazversidades
Poéticas, tras treinta y seis poetas y cuarenta
libros; tras cuatro años, todos ellos bisiestos de tan cargados como vinieron
de versos, hacen un elegante y callado mutis (perdón por el pleonasmo).
Como el ave de la foto en el lago
Awasa en mi último viaje por Etiopía, las Hazversidades se marchan quedas, sin
las alharacas de quienes en el reconocimiento ajeno buscan apenas la
autoafirmación de sus propias vanidades.
Claro está que nunca hay un solo
motivo a la hora de tomar una decisión como esta. No es sólo necesidad de
descansar. No es una sola la deslealtad responsable de la extinción de la
biodiversidad. No hay un solo egoísmo que sea el culpable de la muerte de algo
bello. Es más, aunque en los Idus de marzo el puñal que más dolió a César
estaba en las manos de Bruto, lo importante no es que fuera ese el que lo
abismó en las tinieblas del no ser, sino que fue el que le permitió dejar una
frase imperecedera para la posteridad. Tu
quoque…
Travieso incorregible, diría que
otra de las virtudes de esta decisión será recomprobar lo que uno ya sabe de
antemano a estas bajuras de la vida. Cuántos menesterosos que surcaban
elípticas trayectorias de satélite buscando entrar a formar parte de la tripulación
Hazversa, a partir de hoy se saldrán por la tangente buscando otras galaxias y
se olvidarán de la mucha amistad que de siempre jamás toujours forever and ever
me tuvieron para toda la vida y más allá. Amén, Jesús.
Pero más importantes que éstos
sois los otros, los auténticos, aquellos que hasta desde Murcia veníais todos
los meses a hazversaros. A vosotros sólo puedo deciros una palabra: gracias. Y
gracias también a los Hazversos Poetas que compartieron sus líricos
desasosiegos y sus versificadas ilusiones con nosotros. Y gracias a Alicia y al
Libertad 8 y al Café Comercial que pusieron la materia que convierte los sueños
en realidad y dieron la espalda a los bulevares de los sueños rotos.
Dice el dios de los cristianos en
el Libro de Job “mi alma está cansada de
mi vida”. Desde el punto de vista dramático del asunto no es ese el caso en
estas latitudes mías, pero sí que necesito descansar y dedicarme a amigos no
Hazversos que me reclaman y a los que tengo un poco dejados de la mano de Zeus, sumidos en las aguas del olvido
del Lete, río del Hades. Amigos (y no tan amigos) como Jaime Reis, Rosario
Alejo, Jaime Azcona, Jiménez de Jamuz… a los que ahora quiero prestar algo de
atención como a la lluvia. Así que se comprenderá que invoque a Jorge Manrique y
confíe en que os deje “harto consuelo” la memoria de las Hazversidades y con
serenidad, sabiamente, aceptemos dar “lo no venido por pasado”.
Todo esto no quita que me quede
una fosforescencia de melancolía, una indeleble tristeza tanto por aquellos
Hazversos que, por el momento, se han quedado en el camino (Sergio Álvarez,
Patricia Rojo, José Ramón Trujillo, David Gutiérrez, Antonio Hernández…), como
por los parroquianos que no podremos disfrutar, hasta quién sabe cuándo, del
regalo, inmerecido siempre, de sus versos. Pero si don Quijote salió incluso
una “tercera” vez a desfazer entuertos y envenenarse él mismo de desventura
hasta morir cuerdo… tiempo y latitudes habrá para futuras Hazversidades.
Concluyo, porque el siempre
certero Pessoa sabía también que “el
corazón, si pudiera pensar, se pararía”. Y por eso, el caso es que con
cierto desdén por sí mismas, las Hazversidades aproan el rumbo de regreso de
esos Ulises que, en la hora de las decepciones, precisan blindar sus recuerdos
sin aceptar derrota alguna.
Aunque nada concluye
definitivamente. Como ese mismo Ulises, que tras regresar a Ítaca volvió a
zarpar hacia Élide apenas por visitar sus boyadas, espero yo, ya desde la
primera noche, la de la muerte de los inocentes, una nueva travesía, invocando
para el incierto porvenir al poeta Almafuerte que dijo:
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
PS (Banda Sonora para esta entrada: http://vimeo.com/45730685)