Viernes y tan buen tiempo en Madrid que los bares estaban desiertos y las calles y terrazas hervían de multitud. Hasta Ricardo, optimista endémico, se temía, sin embrago, que el recital de Maxi Rey fuera boicoteado irremediablemente por la masa de aire sahariano que nos había adelantado el verano… Pero, como ya es tradición hazversa, el llenazo fue tal que hasta tuvimos que empezar diez minutos antes de lo habitual (ya se sabe que lo habitual en Madrid es inaugurar todo un cuarto de hora tarde). “Tuvimos” que empezar, sí, porque con todas las sillas, los escalones y varias baldosas ocupadas por un público expectante con las Hazversidades Poéticas del libro de Maxi Rey, la atmósfera estaba al rojo vivo. Una temperatura que, sarcásticamente, en seguida se demostró la perfecta para escuchar los poemas y las palabras de Maxi hablándonos de las fuerzas telúricas, del movimiento de las placas tectónicas, del fuego en el que se forjan las leyendas desde mucho antes del cristianismo. 
9.2.
"He sentido el fuego de la piedra,
he utilizado con pasión la palabra
en las grandes decisiones de la empresa,
en las entrevistas de mis viajes a países asiáticos.
He luchado contra las oscuras fuerzas de la mentira
en las declaraciones a la prensa sobre los proyectos.
He asumido la responsabilidad que me corresponde
en las malas operaciones y desastres económicos.
He sentido el frío de hombres importantes
en las deliberaciones del consejo de administración.
La savia, el fuego, el sol
que me trae el hombre desconocido
son míos, crecen en mí, solo míos,
aunque no se vean, por haber sido destrozados
en la soledad de los aeropuertos".
En fin, una velada de elementos primigenios donde la poesía hecha contundencia nos arrasó para elevarnos a esos lugares en los que uno alcanza su propia estatura y puede ver el mundo y entenderlo, jaime alejandre
Un recital precioso....
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