Pensó, sin embargo al rato, que se había pasado… joder, había inventado gratis la maleta con ruedas… así que optó por compensar un poquito y creó el “ismo”, entre los que quiso destacar muy significativamente el nacionalismo, el terrorismo, el capitalismo… y al darse cuenta de que en el fondo eran sinónimos hizo el estalinismo y el nazismo y entonces se dio cuenta de que era todo igual y que no había creado el “ismo” sino el “mismo”. Desesperóse un poco porque no sabía cómo compensar lo que otra vez se le había descompensado y entonces no tuvo más remedio que inventar a Arturo Gonzalo Aizpiri. Y al tener la idea se quedó, como vulgarmente se dice, “como dios”. Miró la obra que había creado y se dijo, perfecto: este tipo que he modelado va a ser indispensable para la moralidad y excelencia del mundito que he llamado Tierra pero a la vez va a dar tanta envidia que la gente tendrá malos pensamientos y el equilibrio será constante. Voy a hacer que este Arturo sea un pensador, escritor, directivo, político y, por qué no, guapo de los guapos de verdad, los que lo mismo gustan a las hijas que a las madres, a los hombres que a los marsupiales, que a los mediopensionista que a los cadáveres. Como tanta perfección creará inquina hasta en sus mejores amigos, pensó el Creador, la armonía final queda garantizada. Le dio además a Arturo la facultad de causar buen rollo allá donde fuera, la de escribir con letra de (pan) de molde, y hasta la de estar sentado cuando parece que está de pie y viceversa. Para rematar la cosa le dio una regla y un bolígrafo con el que demediar Granadillas, pero eso es otra historia… El caso es que creó a Arturo, lo lanzó a la Tierra con sus novelas históricas, su optimismo, su activismo político, sus poemas, su pasión por la verdad y otras menudencias y dijo: me ha quedado de cojones, que se jodan sus congéneres. Y el Creador se fue a descansar de incógnito en otra de sus más malignas creaciones, los viajes del Imserso en Benidorm…
ARMADOS HASTA LOS LABIOS
Lucharemos, una mujer y un hombre
armados hasta los labios,
hasta los ojos, hasta la lengua
de anchos horizontes, de risa
inextinguible, de corazón hambriento.
Tú y yo, ardientes marineros del alba,
lucharemos sin pólvora ni estruendo,
sin acero, sin otro ejército
que nuestras voces al vuelo.
Es una desigual batalla.
Están de nuestro lado los montes,
los arroyos, los océanos.
LOS AÑOS NUESTROS
Hubo un tiempo azul en que no tuve
conciencia de las horas que pasan.
Me alcanza como una sonrisa brillante,
como una ternura sin límites ni orillas.
Pareció que no terminaría nunca,
pero duró un suspiro sólo, un pálpito.
Fue un azar hermoso, un arduo milagro.
Hubo un tiempo rojo, de hogueras y heridas
de sangre tendida al sol del mediodía.
Sabe todavía áspero en mi lengua
como un remolino de polvo y menta.
Fui entonces un solitario duelista,
un cometa obstinado y lejano.
Hubo un tiempo transparente y dorado
de nieve, de viento claro, de labios.
Un tiempo de encendidas palabras
entregadas despacio, de lenguas y secretos.
Ese tiempo dura todavía. Son los años nuestros.
Otrosí: como el poeta éste en cuestión además de todas las lindezas más arriba referidas es también coeditor de la colección Evohé-El Periscopio de libros de viajes rescatados del olvido, el martes 26. Perimero, como siempre tendremos la presentación y lectura de las Hazversidades Poéticas de Arturo Gonzalo Aizpiri a las ocho de la tarde y justo a continuación, a las nueve haremos una presentación/coloquio sobre la última novedad de El Periscopio, el viaje a Italia de ese ser inaudito que fue Vicente Blasco Ibáñez.
Os esperamos para los dos encuentros literarios. Gran día el 26 de junio de 2012 para los anales de la Villa y Corte…
Allí estaremos amigos.
ResponderEliminarBesos gordos.
Tida